Enfermeras de Cruces piden que se les haga un test antes de tratar a pacientes s

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Afrontar los peores momentos de la pandemia fue duro para los sanitarios vascos. El gran número de pacientes infecciosos que llenaron los hospitales obligó a que personal de especialidades totalmente ajenas, a priori, a esta enfermedad se dedicasen en exclusiva a su atención. El equipo de enfermeras de Digestivo de la 1ª B de Cruces fue uno de ellos. Durante estas semanas han sido unas más en la lucha contra el coronavirus. Hasta tal punto que de las 40 compañeras que componen la unidad, 35 han resultado contagiadas mientras ejercían su labor.

En unos días el servicio recuperará sus funciones habituales cuando el hospital restablezca la actividad programada y comience a ingresar a pacientes digestivos. Pero lo que debería ser un motivo de alegría se ha convertido en causa de preocupación. Todas las enfermeras pasaron semanas atrás una prueba PCR. Algunas dieron entonces positivo. Parte de las que no lo hicieron entonces se contagiaron mientras atendían a estos enfermos infecciosos en plena pandemia, así que las cinco que siguen en su puesto dudan de si en realidad también enfermaron pero de forma asintomática. Por eso han solicitado a Salud Laboral que les realice una nueva prueba. La respuesta, aseguran, ha sido negativa.

«Tememos que podamos ser un riesgo para los pacientes que atendamos y para nuestros compañeros. A otras unidades sí les van a hacer un segundo test. No entendemos por qué a nosotras no», clama Soraya de Cos, una de estas enfermeras.

Esta negativa ha sido la «gota que ha colmado el vaso» de un equipo que lleva semanas al límite. Según repasan en un comunicado, primero la rebaja de los protocolos de protección facilitó, a su entender, que el patógeno se colase en su unidad cuando era limpia. Se contagiaron sanitarias, pero también pacientes a los que trasladaron a otras zonas libres del SARS-CoV-2 del hospital sin saber aún que estaban infectados, lo que «fomentó la expansión del virus».

A partir de entonces una sucesión de cambios y decisiones de última hora las ha minado anímicamente. «Al de unos días decidieron que volvíamos a ser zona limpia. Pero a la mañana siguiente cambiaron de idea y trasladaron a contrarreloj a 19 enfermos Covid que estaban en la 3ª planta. Y decretaron que los atendiesen las compañeras de esa planta y a nosotras nos reubicaron en otros servicios. Había días en los que no sabías dónde ibas a trabajar hasta que llegabas por la mañana al hospital», repasa De Cos. Y lo peor, asegura, ha sido la falta de información. «Había cambios que nos afectaban y nos enterábamos por compañeras de otras unidades. Nos hemos sentido y nos seguimos sintiendo discriminadas».